Los muros del Palacio de Westminster y otros monumentos fueron inundados con luces rojas brillantes el miércoles en recuerdo de los millones de mártires de la persecución religiosa.
Las luces encendidas estaban destinadas a iluminar a los millones que pagaron por su fe con su propia sangre.
La organización benéfica católica Aid to the Church in Need (ACN) organizó la campaña del “Miércoles Rojo”. Su mensaje era imposible de ignorar.
Lord Alton, de Liverpool, ayudó a organizar el evento, calificándolo de "extraordinario".
"Millones de personas están sufriendo por su fe", dijo a Christianity Today. "El artículo 18 (sobre la libertad religiosa en la Declaración Universal de Derechos Humanos) se viola diariamente”.
"Si eres cristiano norcoreano en un gulag o eres un Ahmdi viviendo en Pakistán o un Bahá'í viviendo en Irán o un musulmán viviendo en el estado de Rohingya en Birmania o un ateo en Arabia Saudita - todo equivale a la misma cosa. La gente está siendo perseguida de la manera más dolorosa y horrible", dijo.
Catedrales, mezquitas, sinagogas e iglesias de toda Inglaterra se unieron al movimiento en una expresión de solidaridad.
Fuera de la Sinagoga Liberal Judía, el portavoz del ANC, John Pontifex, dijo a Christianity Today que era importante para los musulmanes, judíos y cristianos trabajar juntos para combatir la persecución.
"Al unirnos no perdemos nuestra identidad, en realidad construimos nuestra identidad porque aprendemos mucho unos de otros y en muchos casos nuestra identidad se moldea entre nosotros", dijo. "Esta es una sensación de regresar a casa".
Pontiflex dijo que el día era como para decir "basta".
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